Arbat es el Portobello de Londres, el Montmartre de París y el Williamsburg de Nueva York, Arbat, o mejor dicho la Vieja Arbat, es en definitiva el barrio alternativo y liberal con el que toda gran urbe debe contar.
Al recorrer esta calle el visitante se encontrará con mercadillos de libros de segunda mano, pintores a sueldo del mejor postor, coreografías callejeras y muros de graffiti en conmemoración de artistas póstumos.
No faltan tampoco los restaurantes y cafés donde poder saciar el hambre y la sed. Ni la estatua de Aleksandr Pushkin con su bella esposa Natalia Goncharova, con los que el turista podrá inmortalizarse en una instantánea para la posteridad.
Arbat es la calle alegre de Moscú, un lugar desenfadado y colorista por el que todo visitante de Moscú debe transitar, pero si el viajero aspira encontrar la Rusia castiza, aquella Rusia de la que Fiodor Ivanovich Tiuchev dijo que no podía ser comprendida con la razón, desde luego no la encontrará en los adoquines de Arbat, porque la Vieja Arbat queridos lectores, es una atracción turística.
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